Sidor se une al júbilo por la canonización de Juan Pablo II
(Comunicaciones Sidor) El 29 de enero de 1985 es recordado en la Siderúrgica del Orinoco “Alfredo Maneiro” como el día en el que su clase trabajadora sintió de cerca la presencia de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, Su Santidad Juan Pablo II, quien compartió un almuerzo con las mujeres y hombres que desempeñaban labores en la acería, luego de oficiar una misa en el sector que actualmente se conoce como “La Cruz del Papa”, donde brindó un emotivo mensaje dirigido a la multitud obrera de Ciudad Guayana.
Durante esa especial cita, la fuerza laboral sidorista obsequió al Peregrino, un crucifijo fabricado con hierro nacional, además de una placa compuesta del mapa de Venezuela y el perfil de Su Santidad elaborado en bronce.
Al recibir los presentes, el Apostol de la paz hizo gala de su carácter sencillo, agradeciendo a todos por los regalos recibidos y saludando a cada uno de los trabajadores y trabajadoras que tuvieron el honor de compartir con él esa amena velada.
En el comedor del Edificio Administrativo I de la Siderúrgica, el Vicario de Cristo pronunció unas emotivas palabras que cautivaron inmediatamente a todos los comensales:
“Agradezco esta invitación muy especial, que me viene de un ambiente trabajador, obrero, industrial. Otras veces, tuve la oportunidad de compartir la mesa con hombres y mujeres del trabajo en Italia, pero en viajes fuera, esta es la primera vez”.
Una de las anécdotas más memorables de aquella visita, fue la protagonizada por el ex trabajador Virgilio Pérez, quien motivado a la sencillez que caracterizó al Sumo Pontífice, se atrevió a colocarle el casco que le habían obsequiado, a lo cual el Padre Santo respondió con una cálida sonrisa: “Ahora sí soy sidorista”.
Antes de su despedida, el Papa Peregrino envió un sensible mensaje para toda la clase obrera venezolana: “La bendición y mejores deseos para cada uno, para vuestras familias, vuestras empresas y esta empresa, que es la principal, Sidor (…) y a todos los otros ambientes de las demás empresas, también a todo el mundo del trabajo en Venezuela (…) Muchas gracias”.
Es por ello, que los siderúrgicos se unen al júbilo que embarga a la comunidad internacional por la canonización de Karol Wojtyla (1920- 2005), el Papa quien a tan solo nueve años de su desaparición física ha sido ascendido a los altares durante la mañana del 27 de abril en la Santa Sede, ante los ojos de casi 150 cardenales, mil obispos, y más de 800 mil feligreses que viajaron de todos los rincones del mundo para presenciar este hecho inédito, ceremonia a la cual asistieron el canciller de la Repúlica, Elías Jaua, y la ministra de Estado para la Defensa Integral (Redi) Oriental, Maripili Hernández, quienes aprovecharon la oportunidad para entregar al Sumo Pontífice, Francisco I, una réplica del Plan de la Patria creado por el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías.
El presidente de Sidor, Javier Sarmiento Márquez, expresó su admiración por el hoy santificado Juan Pablo II, cuya bondad lo llevaron a ganarse el cariño, el respeto y la veneración de sus feligreses.
Asimismo, gracias a las políticas impulsadas por el presidente obrero, Nicolás Maduro Moros, el ministro del Poder Popular para Industrias José David Cabello, y el presidente de la CVG, Carlos Osorio, resaltó el papel que desempeña la Siderúrgica del Orinoco como referente industrial tanto en Venezuela como en América Latina, características que hicieron que aquel histórico 29 de enero, el Sumo Sacerdote del catolicismo acudiera a las instalaciones de la principal acería de la Nación para conocer parte del universo sidorista.
Su carácter humanista y benévolo, hoy trascienden más allá de las fronteras de los mortales a través de los milagros que lo convirtieron en el Santo venerado por millones de fieles, quienes al momento de su velatorio exigían la canonización del Pontífice a través de un mismo clamor popular que resonó en la Plaza de San Pedro: “¡Juan Pablo II, Santo ya! “
